lunes, 12 de enero de 2015

Ciudadanxs, revolución y líderes.

Vivimos tiempos confusos, vertiginosos en lo político y esperanzadores en lo social. O quizá vivamos en un bucle, porque llevo leyendo esta frase cada cierto tiempo sin que nada sustancial cambie de verdad. No obstante, no seré yo quien ponga palos a las ruedas y contribuya a entorpecer ese entusiasmo e ilusión generalizadas. Pero es necesario no confundir ilusión con espejismo, porque éste lleva a la inacción y eso es precisamente lo que pretenden conseguir, desde siempre, los poderes reales. Llevan tiempo diciéndonos que nada podemos hacer, que todo lo manejan ellxs y que ningún esfuerzo sirve. No obstante, esto no es así, ahí está la historia que nos demuestra su tímido avance gracias a que siempre hubo (y seguro habrá) gentes que se atrevieron a salirse de la fila, incluso pueblos. Así pues, simplemente reflexionaré sobre ciertas cuestiones que me parecen relevantes para saber si lo que queremos es hacer la revolución, transformar la sociedad a través de la conquista de las instituciones o simplemente cambiar las caras y las formas para que el fondo siga siendo básicamente el mismo, pero con protagonistas diferentes.

Estamos en la etapa de la loa al ciudadanx, de la confianza ciega en el ciudadanismo como único camino posible, válido y legítimo para transformar el tejido social y político. Una pregunta filosófica eterna, ¿los seres humanos generan grupos determinados o son estas estructuras sociales las que fabrican un determinado tipo de ser humano? Hay una tensión dialéctica eterna entre el individuo y el grupo y no podremos resolver este enigma nosotrxs, al igual que no seremos capaces nunca de saber qué fue antes, si el huevo o la gallina.

Sin menospreciar el valor de las personas, único fin en sí mismo, como ya defendió Kant, no podemos olvidar que llevamos siglos de lucha y si algo hemos aprendido es que juntos y organizados podemos, solos estamos perdidos, aislados y desesperanzados. Fuenteovejuna es un gran ejemplo de ello y el marxismo habló por algo de la necesidad de organizarse para conseguir el cambio de sistema. Por todas esas razones me resulta sospechoso que se insista tanto en el valor del ciudadanx, como si el estar aislado supusiera una ventaja respecto a los ciudadanxs comprometidos y organizados políticamente (esto es, militando) porque éstos se supone que padecen cierto menoscabo de su capacidad crítica. ¿No fue acaso esa racionalidad crítica la que les llevó a la militancia en la organización que creyeron más eficaz para transformar una sociedad que no les gustaba tal cual era? No puede ser, por tanto, la militancia en una organización algo malo en sí mismo, más bien denota la convicción y compromiso del militante en querer cambiar lo que ha creído conveniente y como lo ha considerado. Es decir, quizá la militancia añada el plus del compromiso, por lo que no llego a entender el menosprecio constante hacia esas personan que, conscientes de la realidad, se comprometieron y siguen comprometidas en cambiarla. Por supuesto que este proceso de concienciación puede acaecerle a cualquiera en cualquier momento, y bienvenidxs todxs siempre, porque juntxs somos más fuertes, pero tampoco pretandamos llegar creyéndonos más listxs que nadie por acabar de ver la luz y estar prendadxs por ella. Quizá otrxs despertaron antes, quizá otrxs lleven intentando el cambio tiempo, quizás incluso hayan fallado o no hayan sabido cómo hacerlo, PERO HAN ESTADO. Y claro que es de justicia reconocerlo e incluso escuchar a esa gente que, aunque haya perdido el aliento y la tensión porque la lucha es dura y cansa, han sido capaces de estar comprometidxs aún cuando otrxs andaban (o andábamos) glorificando las bondades del sistema o sumergidos en nuestra burbuja particular.

Así las cosas, la cuestión fundamental es la siguiente. ¿Hay que apostar por algún líder, por muy bondadoso, justo y sabio que sea? ¿Ése es el camino? Quizá el camino marcado por el capitalismo sí, que nunca olvidemos que tiene como hijo predilecto al Fascismo. Sin embargo, si algo hemos aprendido de todo este sufrimiento que lleva soportando el ser humano es que, el acercamiento a la verdad, siempre es más fácil entre muchxs que dejando toda la responsabilidad en un solo par de hombros. Es más eficaz, productivo y real, porque sólo cuando nos comprometemos todxs con algo somos capaces de cumplirlo y también porque sería muy pesado dejar toda esa losa sobre una o dos personas (por muy válidas que fueran).

Si he conseguido explicarme y no mezclo todo mucho, cosa complicada porque la realidad y la vida no saben de parcelas, ¿por qué el éxito de todas las empresas ciudadanistas? ¿No será más bien que el capitalismo se sale con la suya de la forma más perversa? ¿No será que nos aísla más que nunca y encima lo hace haciéndonos partícipes de ello?

Tiempos convulsos, cierto, por ello requieren más reflexión y pausa que nunca. Las prisas nunca son buenas consejeras, tampoco en los momentos "supuestamente" históricos.

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